Como este viernes era el último que nos encontrábamos con los niños y niñas de la Asociación Alma Latina, decidimos dedicar más tiempo a la evaluación que de costumbre, pero, como habíamos acordado continuar con la temática de los superhéroes, dedicamos la primera parte al diálogo ético.
Este tuvo lugar en la «Convención anual de superhéroes y superheroínas», donde cada uno/a volvió a ser el superhéroe o la superheroína que había construido en la sesión pasada, y en él se decidieron cuáles eran los problemas más importantes a atajar, los que eran más fáciles y cuáles queríamos y podíamos solucionar con y sin nuestros poderes.

Aunque al principio escribimos un montón de problemas en la pizarra, después nos dimos cuenta de cómo algunos se relacionaban entre sí y de cómo otros en realidad no eran tales. Finalmente, decidimos que los más importantes eran el problema ecológico de la contaminación y el del coronavirus.
Se nos ocurrió que, como una de nosotras tenía el poder de volverse microscópica, podría enfrentarse al virus con la ayuda del señor del fuego, que podía ayudarla en todo momento. Y que la compañera que tenía el poder de revivir a las plantas podía solucionar algunos problemas relacionados con la contaminación.
Sin embargo, al final nos dimos cuenta de que por muchos poderes que tuviéramos no podíamos enfrentar ningún problema solos/as y que, por eso, quizás deberíamos pensar en usar nuestros poderes de otra manera, tal vez para convencer a la gente para que obre de otro modo… Pero todo esto se dejó para una segunda convención.
La actividad de evaluación tenía preguntas enfocadas a la metacognición, es decir, a que pensáramos sobre el propio proceso de conocimiento y de ejercitación del pensamiento, tanto en su aspecto crítico como en el ético y creativo; y también otras en las que valoramos la propia actividad, si había sido más o menos divertida y qué podríamos mejorar. La mayoría de ellas usaban el método figuroanalógico de evaluación, que consiste en escoger entre distintas imágenes con las que establecer analogías, pero algunas otras eran preguntas tipo test o directas.
Esto lo hicimos en un papel y, como nos llevó un rato, decidimos dejar para otro día el diálogo de evaluación en el que comentar nuestras impresiones juntos/as. Vamos a quedar para merendar dentro de poco.
Por ahora, sólo os decimos que la emoción que predominó fue la de la alegría, que la evaluación de la participación ha sido buena, que no hay ningún acuerdo en la selección de la imagen que mejor describe al taller y que la mayoría recomendaría el taller a sus amigos y amigas.
