Llegamos a la Asociación Alma Latina de Madrid a las 17.00 y allí nos esperaba un grupo de niños y niñas de entre 8 y 11 años.

Como era el primer día que nos veíamos y las dos primeras sesiones de nuestro taller tienen como propósito que indaguemos sobre lo que somos como personas concretas, dedicamos la tarde a presentarnos, pero lo hicimos a partir de un juego de adivinación.
Aprovechando que hacía buen tiempo, salimos al Parque de la Cuña Verde, cerca del local de la asociación, allí cada uno/a de nosotros/as hizo un dibujo sobre dos actividades u objetos que nos representaran y, después, volvimos a la Asociación para exponerlos en «La galería de personalidades secretas», como en un museo.
Allí, nos sentamos frente a los dibujos y cada uno/a de nosotros/as, con la ayuda del resto, tuvo que describir cómo pensábamos que eran las personas que habían hecho el dibujo. Algunos nos parecían felices y otras tristes en función de los colores que usaban o de como se representaban o más o menos hogareñas y solitarias, o tímidas.. y a veces estuvimos de acuerdo y otras no.

A continuación, intentamos adivinar de manera individual de quién era cada dibujo y, al final, cada una confesó cuál era la suya y nos explicó por qué había hecho ese dibujo y cómo se sentía con la interpretación que habían dado los demás, de nuevo hubo acuerdos y desacuerdos. Pero, sobre todo, nos preguntábamos la razón de algunas interpretaciones y nos asombramos de las diferencias entre como nos vemos nosotros y cómo nos ven los demás, además de cómo cambian nuestras interpretaciones cuando conocemos las intenciones que los demás tienen al hacer lo que hacen.

Algunas de las preguntas que nos hicimos durante la actividad fueron también sobre el otoño, sobre la felicidad y la manera en la que nos relacionamos con los demás ¿es el otoño siempre triste? ¿Cómo se llaman las hojas que nunca se caen? ¿Por qué solo dibuja ese niño una consola? ¿Está triste? ¿Por qué la facilitadora no se ha dado cuenta de que he levantado la mano? ¿Estamos atendiendo?
Al final, evaluamos la actividad escogiendo entre 5 imágenes de Bob esponja en las que él aparecía mirándose al espejo muy contento, bailando con Calamardo o con los ojos rojos y a punto de estallar… casi todos elegimos la de clalamardo, porque lo pasamos bien y estábamos contentos/as de estar con amigos/as. La facilitadora nos entregó nuestro diario filosófico ¡Y nos fuimos a merendar!
Mañana tenemos la siguiente sesión y en ella vamos a trabajar las emociones, así que la semana que viene os contaré más.
¡Un saludo y buen día!