El domingo pasado nos reunimos en torno a una pregunta difícil y de esto nos dimos cuenta nada más comenzar el diálogo. No sabíamos muy bien a qué nos referíamos con el término altruista y tampoco la relación entre el mismo y el sistema capitalista
¿Es el altruismo lo opuesto al egoísmo? ¿Qué función social tiene esta actitud? ¿Puede el egoísmo de muchos resultar en el bien de todos? ¿Acaso no vivimos en un sistema capitalista y vemos actos de altruismo cada día? ¿Cuándo formulamos la pregunta, pensábamos en el altruismo o en el compromiso? ¿Es lo mismo altruismo que solidaridad? Estas son las preguntas que despertaron en nosotros los textos que una semana antes del diálogo leímos en casa para preparar el diálogo: un extracto de “La fábula de las abejas” de Mandeville, un par de fragmentos de “El apoyo mutuo” de Kropotkin y un extracto de una entrevista al filósofo y sociólogo Cesa Rendueles; y cuando empezamos todas las dudas aparecieron de golpe.
Nos costó arrancar, porque no sabíamos muy bien a qué nos enfrentábamos. Así que decidimos empezar por el principio y poner al altruismo en relación con los otros conceptos con los que parecía confundirse: el egoísmo, la solidaridad y el compromiso. Las intervenciones fueron todas interesantísimas, pero para simplificar el resumen y ordenar las ideas en la tabla exponemos lo que, de hecho, nos pareció que significan estos conceptos y su grado de realización en nuestro entorno (pincha sobre la imagen para verlo más grande).
Mientras definíamos los conceptos fueron apareciendo distintas opiniones en cuanto a las relaciones entre ellos y el sistema capitalista, así como sobre la necesidad o no de reformar o abolir el sistema para poder realizar cada uno de estos conceptos.
Estaba claro que somos altruistas en alguna medida, pero a algunos les parecía que es un sentimiento que va en contra de la competencia que, también les parecía, fomenta el sistema capitalista. Aunque también había quien pensaba que no puede haber competencia sin altruismo y esto por varias razones: es ventajoso unirte con otros para competir en el mercado y es una actitud que fomenta la caridad. Esta es dar algo que te sobra, sin preocuparse de solucionar el problema real y de hacer justicia, que sería ocuparte de esa situación para que nadie necesite ayuda, así que mantiene una desigualdad que es esencial a un sistema que fomenta la competencia. A lo que no faltó una alusión al origen del término caridad, que surge de la palabra amor y no tiene por qué significar la renuncia a la justicia, aunque para otra de nosotras parecía que sí podía, por lo menos dificultarla ¿Es posible que pensar que lo que hace falta es más altruismo nos impida pensar en la justicia? ¿Podríamos limar las desigualdades que causa el sistema si no nos sintiéramos tan culpables?
En el diálogo nos dimos cuenta de que ser altruista es mucho más fácil que ser solidario y que actuar desde el compromiso, porque lo que nos resulta casi imposible es sentir que formamos parte de un todo. Pero también sentir que somos la misma persona en el trabajo, en casa, con nuestra familia y con nuestros amigos…Por eso, cuando ayudamos a los demás, sin darnos cuenta, muchas veces lo único que hacemos es una acción que, bajo la etiqueta del altruismo, sólo nos hace sentirnos mejor a nosotros. Dormir con la conciencia tranquila cuando en realidad no estamos haciendo nada sustancial. Como siempre, aparecieron preguntas incómodas… ¿Cuándo participamos en organizaciones sociales, pensamos en lo que nos gusta a nosotros o en lo que realmente es necesario hacer? ¿Ayudar a los demás es sólo una manera de expiar nuestra culpa? ¿Nuestras acciones altruistas podrían estar manteniendo la pobreza y la situación de dependencia de algunos grupos sociales?
Entre tanto, alguien dijo que el tiempo libre es necesario para ayudar a los demás y que si no hubiera que trabajar tanto todos ayudaríamos más a los demás, pero ¿Ayudar a quién? ¿Por qué? ¿Es necesario que existan necesitados? A algunas la idea de la ayuda desinteresada no nos convencía del todo, nos parecía que quizá deberíamos pensar en que todo el mundo tenga una vida digna y sea capaz de afrontar sus problemas de manera independiente, no en que hay personas que siempre van a ser incapaces ¿Acaso no podríamos vivir sin necesitados? ¿Cómo fomentar la autonomía de la gente que se encuentra en una situación de necesidad y dependencia?
En esta línea, hacia el final del diálogo también hubo una reivindicación del interés, porque el altruismo y la ética nos hace pensar que somos todos iguales y eso no es verdad. Tenemos intereses enfrentados y lo que hay que hacer es unirnos por los intereses que tenemos en común…
Y así muchas otras intervenciones igualmente interesantes…hasta que llegó la hora de cerrar el diálogo. En la ronda final estábamos de acuerdo en que el altruismo es una realidad en nuestro día a día y en que es posible en el capitalismo, aunque resulte contradictorio con algunas de sus lógicas y la verdad que en poco más, porque aún nos quedaba mucho por reflexionar. El diálogo fue intenso y teníamos que reposar muchos conceptos. Así que nos pusimos a decidir la siguiente sesión.
Decidimos trabajar dos deseos de la esfera económica: el fin del trabajo y el reparto del mismo . Abajo tenéis la pregunta y el día y hora a la que hemos quedado. Si estás apuntado/a pronto recibirás el ejercicio disparador de la sesión y si no lo estás y quieres venir ya sabes, sólo tienes que escribirnos.
¡Un saludo y gracias por leernos!
